Accidentes Cerebrovasculares y tratamiento con células madre

Existen dos tipos fundamentales de accidentes cerebrovasculares, hemorrágicos e isquémicos. El isquémico se refiere a la obstrucción del flujo sanguíneo a una región del cerebro, que lleva al daño del sistema nervioso. El hemorrágico involucra el daño de un vaso sanguíneo y la ruptura en la vasculatura cerebral, que también provoca daño sustancial. Alrededor del 87% de los ACVs son isquémicos
Las terapias con células en el tratamiento del stroke son un abordaje novedoso basado en el efecto de las mismas en la reducción de la neuroinflamación y el estrés oxidativo, responsables del daño del sistema nervioso en  el stroke. Además, estimulan la diferenciación de las células madre propias en el cerebro. La neurogénesis en el adulto se limitan a la zona subgranular del giro dentado y zona subventricular de los ventrículos laterales, pero esas células pueden diferenciarse hacia células de la glia y neuronas con el estímulo correcto
La primera etapa del ACV es la de los grandes cambios en el flujo cerebral, el edema y los mecanismos pro inflamatorios. La segunda etapa comienza días después y dura varias semanas, y en ella el cerebro inicia la reparación endógena que llega a un pico, por lo que se considera la etapa ideal para iniciar las terapias regenerativas exógenas. La tercera etapa empieza semanas a meses después del ACV, donde se ve una meseta en la mejoría espontánea y también hay buena respuesta a las terapias regenerativas
Si bien inicialmente se creía que las células madre administradas podían reemplazar al tejido lesionado gracias a su capacidad de diferenciarse en cualquier tipo celular, actualmente se considera que su principal actividad es la de estimular los procesos reparativos endógenos mediante la liberación de factores tróficos como VEGF, IGF, BDNF y factores de crecimiento tisular que estimulan los mecanismos de recuperación y plasticidad cerebral.